Cuando nos enseñan a competir, es decir, cuando nos dicen
que tenemos que sacar mejores notas que los demás para llegar a mejores
universidades y conseguir mejores trabajos porque no hay suficiente en este
mundo para todos, en esencia lo que nos están diciendo es que estamos
separados.
Tengo que temerte y sentir que tu éxito es una amenaza
para mí; algunas personas incluso lo llevan hasta el extremo y, por miedo al
fracaso, buscan formas de ponerle la zancadilla a otros para colocarse por
delante...
Eso es resultado posible si nuestro nivel de consciencia ha bajado
hasta cero, mientras que el ego sigue en su punto máximo. En esta situación no
tenemos consciencia de las necesidades o los sentimientos de los demás, no
sentimos nuestra conexión con ellos, solo nuestros propios miedos y
necesidades.
Si nos enseñaran a colaborar en vez de a competir
tendríamos un mundo muy diferente. Habría mucha más compasión, respeto y amor
por el planeta en su conjunto.
Cuando recordamos que somos la divinidad que se expresa a
través de nuestro cuerpo, nuestra personalidad, nuestro ego, nuestra cultura y nuestra
vida, la gente que hay a nuestro alrededor cambia y reacciona a lo que nosotros
sentimos en nuestro interior.
Nuestras circunstancias cambian y nuestras reacciones a
las situaciones también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página