El observador
hace que “algo sea” por su toma de conciencia. La física cuántica demuestra que
la realidad que conocemos del mundo exterior no puede existir sin la percepción
o “realidad” de nuestro mundo interior.
Por eso el mundo
se podría comparar con una gran pantalla de cine en la que se proyectan
nuestras creencias, programas y nuevos aprendizajes que conformarán entre todos
el collage de nuestros acontecimientos. Y a este mundo se le llamará realidad, que viene a ser, en
definitiva, la expresión de la conciencia del observador y que consta de la
parte colapsada visible que vemos y de otra realidad no visible que es el campo
cuántico.vida,
Cuando eres
consciente de esto, sabes que la realidad cotidiana dependerá de cómo decida
observar ese día, es decir, con qué
conciencia...
La forma de
actuar según las leyes de la física cuántica en nuestro día a día cotidiano es haciéndonos responsables de la realidad que
estamos viviendo. Pues somos la causa última de los acontecimientos que
experimentamos. Esto significa que estamos obligados a tomar las riendas de
nuestra vida y a preguntarnos qué podemos hacer para cambiarla o mejorarla.
Desaparece el
paradigma mecanicista de Newton donde todo era predecible y la persona no se
relacionaba con lo que le rodeaba, sin que existiese libre albedrío. Reaccionamos
ante lo que nos acontece pensando que podemos librarnos de ciertas
consecuencias molestas. Pero para que esto último se haga real, hemos de
desprendernos del paradigma que seguimos por inercia: “estamos separados de lo que nos rodea, no somos responsables de lo que
nos ocurre sino meras víctimas de las circunstancias.”
Cuando tomamos
conciencia cambiamos nuestra percepción, por tanto se cambia a su vez la
realidad.
Para comenzar
con el primer paso de toma de conciencia hemos de centrarnos en cambiar nuestros pensamientos sobre
diversos acontecimientos. Así el libre albedrío irá aumentando de forma
paralela a la toma de conciencia que vamos haciendo, pues, a su vez,
trascendemos nuestra programación inconsciente. Esto nos posibilita el
cuestionarnos a nosotros mismos, y con ello, aparece la semilla de que quizá sea
posible cambiar algo.
La causa del sufrimiento no depende las
circunstancias que tenga una persona, sino de su percepción de las mismas. Si
una misma experiencia se repite una y otra vez, hemos de saber que aún tenemos
que cambiar la percepción y dirigir la causa de nuestra experiencia a uno
mismo.
Esta conclusión
se aplica del conocimiento de la interconexión con todo lo que explica la
mecánica cuántica. La persona tiene un
gran poder en su mano: el de la dualidad, que es en el que nos regimos la
mayoría de los seres humanos, donde todo está separado, o elegir vivir desde la unidad, donde somos un
todo.
Robert Lanza, científico, comenta que
las decisiones que tomamos en nuestra vida se hace a más velocidad de lo que
tardamos ni siquiera en en darnos cuenta de que ya la hemos tomado. Esto se
debe a que las conexiones electroquímicas del cerebro viajan a más de 380 km/h.
Así que, el cerebro y la mente operan por sí solos, sin necesidad de que
intervengan los pensamientos del exterior, que también se producen por sí
solos. Teniendo en cuenta esta premisa, el control que creemos ejercer en
nosotros es, en gran medida, una ilusión.
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