lunes, 8 de mayo de 2017

La sanación a través del Amor


El amor es la fuerza que guía mi camino. Es luz, es energía, es vida. Sin amor, no sería. El amor me libera de mí y me lleva a lo que realmente soy. Me une y me conecta al campo infinito donde todo es posible, donde no existe el miedo.

No, el amor no es solo querer a alguien o algo. Va mucho más allá. Es un estilo de vida, es una forma de ser y de estar. Donde no necesitas nada porque ya lo eres todo. Es un espacio mágico donde no hay cabida para la queja, para el sufrimiento, para los juicios…


El amor transforma a cualquiera por donde pasa. Y hace desaparecer el tu y yo, para fundirse en un “nosotros”, sin fronteras, sin límites ni restricciones, sin diferencias, sin dualidad. A veces el amor se precipita por un vacío sin fondo y tú, inocente, te haces mecer por la duda de seguirlo o quedarte donde estabas. Si elijes esto último, quedarás estancado en tu zona de confort, en lo conocido, pero sin amor. El amor no tiene fronteras y si quieres vivir desde esta consciencia tienes que seguirlo, aunque a veces suponga saltar al vacío.

El amor no tiene raza, ni sexo, solo vida. Y sus manifestaciones pueden aparecer a la vuelta de la esquina. ¿Quién no ha visto a un perrito saludando profusamente a su dueño cuando llega a casa? El amor se encuentra en el susurro de los árboles al mover sus hojas, en el canto de los pájaros cuando amanece, en la puesta de sol, en la caricia del viento en nuestra cara, en el romper de las olas en la arena… 

El amor no nos abandona, somos nosotros quien le damos de lado. Cuando creemos que somos diferentes al que tenemos en frente, o especiales, cuando nos sentimos separados de lo que nos rodea, y dejamos que el miedo entre en nuestras vidas. El miedo nos separa del amor, pues nos paraliza, nos lleva a la huida o al ataque. Cuando hay amor no temes nada, ni siquiera por tu existencia, porque sabes que eres infinito y tu cuerpo un simple traje de este planeta.

El amor es la forma más elevada de ser en este mundo. Si tienes amor, no necesitas nada más. Y la vida te sonríe, aunque sea en una celda, en la habitación de un hospital o en tu casa. Porque las barreras vienen desde la mente, y el amor es capaz de hacerlas añicos, para que fluyas con la vida y descubras la sonrisa de tu corazón, la generosidad de la vida cuando nos deja abrir los ojos un día más y experimentar en este mundo más historias.

Cuando tus acciones son desde el amor, la vida te cambia. Y descubres que es más gratificante no aparcar en la zona de minusválidos por amor al prójimo que pueda necesitarlo que por miedo a la multa.

El amor te eleva a la versión más elevada de lo que puedes ser, y te anima a seguir creciendo, a continuar descubriendo lo que tu existencia tiene preparada para ti. Entonces eres capaz de arrojar a la hoguera todo lo que creíste que eras, los límites con los que creciste y los que construiste tu mismo, para trascender a otro estado dentro del mismo disfraz de tu cuerpo. Es en ese instante cuando descubres que el amor es ilimitado y, por tanto, que tu eres libre y no tienes fin.

El amor verdadero existe cuando sientes el mismo afecto por un desconocido, por una planta o un animal que por tu hijo, por tu familia o por tu pareja porque descubres todos somos todo.


El amor enriquece, engrandece y te hace llegar a tu esencia. Es la verdadera luz y el único camino.

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