miércoles, 17 de mayo de 2017

La Biología de las Emociones


La psique, el cerebro y el cuerpo responden de manera sincrónica ante una situación conflictiva. Estas investigaciones fueron realizadas hace más de 20 años por el Dr. Hamer. El cerebro es el órgano que responde al estrés a partir de la percepción que la persona tiene sobre un estímulo estresante. Si el estrés se cronifica, se produce una excesiva e ineficaz producción de catecolaminas y corticoides (hormonas del estrés) que influirán en el equilibrio del sistema inmune y endocrino...

De hecho, existen estudios actuales que establecen claramente cómo un impacto emocional negativo propicia la aparición de un número importante de enfermedades.
La conciencia es fundamental en la supervivencia de un organismo, que ha evolucionado gradualmente de la práctica de la “inconsciencia” de los organismos más primitivos hasta ser a la vez observador y participante en la vida.
Los síntomas son un reflejos de la percepción del sistema de creencias, pues el cuerpo ha aprendido a responder a los cambios ambientales mediante programas de supervivencia adquiridos a lo largo de la evolución. Así por ejemplo, como el ser humanos ha aprendido a utilizar la capacidad simbólica, si se encuentra en un ambiente asfixiante, activará las células que en un momento de la evolución aprendieron a respirar bien.
Se puede deducir entonces que las enfermedades expresan una forma de responder a un ambiente.
Los estudios realizados por el Dr. Hamer no han sido avalados por la comunidad científica actual por distintos motivos que aquí no nos competen, pero están en consonancia con muchos especialistas holísticos actuales y con medicinas ancestrales. Este doctor ha sido capaz de aunar con pruebas tangibles ciencia y espíritu, uniendo lo que una vez separó Descartes y su escuela. Por eso, es lícito y digno conocer su método.
A partir del análisis de múltiples escáneres y el interrogatorio a sus pacientes, estableció una relación entre la localización de la marca cerebral, visible en un escáner, el órgano afectado, el origen embrionario y las características del impacto emocional que experimentaba la persona.
El sistema nervioso autónomo regula las funciones de nuestro cuerpo de forma automática: el sistema simpático nos prepara para la acción (aumenta la frecuencia cardiaca, la respiración, la tensión arterial, la sangre a los músculos…)  y el parasimpático nos permite la recuperación (disminuye los latidos cardiacos, disminuye la tensión arterial, relaja los músculos…) . En situaciones normales (normotonía) alternamos fases diurnas (simpaticotonía) y nocturnas (vagotonía) que mantienen el ritmo habitual de cada día.
Según Hamer, cuando una situación de estrés se experimenta como un impacto emocional y desencadena una enfermedad, ésta se desarrolla en dos fases que transcurren sincrónicamente en los tres niveles psíquico, cerebral y orgánico.
Estas fases son:
1- Fase de Conflicto Activo (CA), también llamada fase de estrés, fase fría o simpaticotónica.
2- Fase de Reparación o Post-conflictolisis (PCL), también llamada fase de solución, fase caliente o vagotónica. Esta fase se divide a su vez en una fase A y una fase B.
1-    Fase de Conflicto Activo (CA):
En el momento del impacto emocional o DHS (Síndrome de Dirck Hamer), el ritmo circadiano normal se interrumpe y el organismo entra es estado de simpaticotonía. Esto pone al individuo en una posición más favorable para encontrar una solución al conflicto:
Plano psíquico: hay pensamiento continuo y obsesivo, preocupación constante por el conflicto que el sujeto está viviendo, alteraciones del sueño.
Plano vegetativo: simpaticotonía constante, pérdida de apetito y de peso, vasoconstricción, manos y pies fríos, aumento de la presión arterial, insomnio. También hay un incremento en la secreción de hormonas con acción simpaticotónica (cortisol, adrenalina, etc.)
    Plano cerebral: aparición de los focos de Hamer, con una imagen diana nítida con anillos concéntricos, visibles en un escáner (TAC) cerebral. La localización viene determinada según el tipo de conflicto y el órgano afectado. El tamaño depende de la intensidad y la duración del conflicto. Los anillos permanecen nítidos mientras el conflicto biológico permanezca activo.
    Plano orgánico: depende de la capa embrionaria originaria del órgano y del área cerebral que controle el tejido implicado:
- Los órganos controlados por el cerebro antiguo, tronco cerebral y cerebelo, en la fase CA habrá crecimiento o proliferación celular en los tejidos que provienen de las capas embrionarias del endodermo y del mesodermo antiguo.
- Los órganos controlados por el cerebro nuevo, sustancia blanca y corteza cerebral, en la fase CA habrá necrosis o ulceración, es decir, disminución celular, en los órganos afectados por el mesodermo nuevo y el ectodermo.

En esta fase se pone en marcha el programa especial con sentido Biológico (SBS).

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