La duda surge
cuando nuestro ego dispone del pasado para crear y controlar un nuevo futuro.
Lo que se busca
cuando se duda son garantías para poder controlar el futuro...
La duda genera
la energía del estancamiento y del miedo. Cuando se está en amor, es todo tan
perfecto que no hay nada que controlar, simplemente observar lo que hay para ti
en esa situación que se vive.
Cuando vives
sintiendo es fácil no dudar, porque lo que hay son certezas que te abren el
campo de los milagros. Si estás en mente, no estás en amor y el ego intentará
llevarte a lo fácil, a lo conocido, a todo lo que implique seguir en la zona de
confort, camino diferente del regreso a ti.
Hay que apartarse
de uno mismo y de sus apegos para escuchar el corazón, que es el único que sabe
el camino al hogar.
El ego te lleva
al sufrimiento y sí necesita garantías. El alma no necesita garantías, en el
amor no hay garantías. Un instante de amor pleno es mejor que treinta años de
no sentir nada.
Porque cada vez
que buscamos garantías estamos lejos de nuestro centro, de nuestro amor y de
nosotros mismos.
En el amor no
hay error, duda ni juicio, sólo experiencias. Y no se necesita buscar consuelo
en los demás. Sólo busca consuelo la víctima, que persigue verdugos para seguir
siendo víctima.
Cada vez que
señalamos y juzgamos a alguien estamos decretando que se merece un castigo.
Cada vez que juzgamos hacemos un acto de desamor para que, quien realmente
merezca el castigo, seamos nosotros mismos.
Cuando juzgamos
hacemos una sentencia de ausencia de perdón que nos lleva a la infelicidad.
Sólo si eres
consciente de que estás en el mundo para experimentar y de que si te equivocas
no mereces un castigo, no te sentenciarás a la infelicidad. Si no te amas lo
suficiente señalas a los demás y los juzgas para, realmente, sentir sobre ti
mismo la culpa.
Para amar no se
necesita una pareja, un trabajo… sino volver a tu corazón y ser valiente para
dejar que te amen y amar.
Para sentir amor
hay que estar presente. No se puede amar si no estás aquí y ahora. Y si no
amas, no puedes gozar.
Así que, amemos, gocemos y disfrutemos de estar vivos.
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