jueves, 2 de febrero de 2017

La felicidad a través del amor


¿Cuáles fueron tus miedos? ¿Sonrieron alguna vez con todo el cuerpo?
Hoy, que pasaron los años y miro hacia atrás, quizá no te sientes cómodo en ser lo que “debes” ser. Te resulten vacías las charlas que no hablan de nada, el cumplir con el deber ser sólo para que los otros no se enojen. Hoy puedes decidir ser tú mismo, todos los días, de apoco, no es fácil quitarse de encima, años de vivir para el afuera. Pero cada día que pasa te acercarás más y más a quien se refugia dentro de tu piel.

La única forma de enseñar sobre el amor es que yo ame. Y la única manera de demostrar la felicidad es siendo feliz. Eso no significa que no haya días en lo que te sientas agotada, triste, de mal humor… pero no son responsables de darte o quitarte la felicidad...

Nadie puede hacer feliz a nadie, pues es un pozo inagotable donde solo cada uno puede coger su dosis de felicidad. Solo con el ejemplo se puede enseñar al otro a que se atreva a alcanzar su dosis de felicidad. La felicidad se manifiesta en una actitud constante, en cómo te tratas (dejas de hacerte daño a ti mismo), dejas de cargar los dramas pasados de una emoción que no era real y dejas de abrir ventanas de búsqueda de futuros, pues todo está aquí.

La única forma útil para hacer algo por los demás es que tú sea feliz e implica plenitud, serenidad, consciencia y amor.

La felicidad no se puede robar, al igual que el amor.

Hay que cambiar el enfoque del “todo lo que me falta” en “todo lo que ya soy, todo lo afortunado que soy”, “todo lo que llena mi vida en el presente”. A veces nos da vergüenza decir que nos va la vida fenomenal.

Si tienes la consciencia de que no hay enemigos, a no ser que tu seas tu enemigo, y de la gran oportunidad que estás teniendo en cada instante, eso no se puede vivir desde el sufrimiento y del drama. Lo que no quieres ver no va a desaparecer porque no mires. Y haciendo búsquedas a posibles futuros, no vas a sanar, sino que vas a infectar sus heridas.

La felicidad no consiste en estar rodeados de gente que nos hacen sentir ficticiamente seguros mientras criticamos. Cuando te reúnes para criticar, terminamos agotados, vacíos, culpables, infelices. La felicidad no consiste en hacer un programa de vida: carrera, novio, matrimonio, piso, coche, hijos… Si esto fuese así, la mayoría de las personas serían felices. Todo lo que nos han contado no es la felicidad, así que todo lo que proyectamos necesario para alcanzarla no es lo que te la dará.

Cuando llevas toda tu vida atrapada en esa rueda irreal y llegas a una edad, te das cuenta que eso que creías te haría feliz no es real. Y hay gente que empieza a Ser en la vejez, cuando se quita el cascarón, la coraza y las capas que se ha puesto con el paso del tiempo sobre el tiempo. Es en ese momento cuando deja de seguir el camino ficticio que le habían dicho conducía a la felicidad sin llegar nunca a ningún puerto.

Para salir de la trama, basta con un compromiso consigo mismo y consciencia. No se basa en el esfuerzo. La felicidad y el amor no se consiguen desde la lucha. Desde la lucha solo conseguimos ver enemigos. No se puede ser feliz yendo a la guerra. Y si en tus pensamientos aparece mucho la palabra lucha, es imposible que seas feliz, pues te conviertes en guerrero que tiene que encontrar enemigos para justificar que va por ahí con la espada en alza. Si estas dispuesto a ser feliz, vas a tener que pagar un precio, pero no es el esfuerzo. La felicidad te aligera el peso y la vida fluye, por lo que ya no hay esfuerzo.

La felicidad es un regalo del cielo para quien tenga el valor de cogerlo.

Si hay algo que va mal en tu vida, piensa antes de criticar si está en tu mano cambiarlo. Sería deleznable criticar algo que puedes cambiar. Y es absurdo criticar algo que no se puede cambiar.

Cuando nos dejamos en paz, cuando acallamos nuestra mente y dejamos de enviarnos mensajes negativos de alto impacto, el amor podrá surgir de nuestra esencia y tendrá su espacio. Solo de esa forma podrás comenzar a amarte, paso inicial para amar al resto, para ser feliz. Cuando dejas de boicotearte puede entrar la felicidad en tu vida.

Lo más difícil en el amor es sostener, que significa mantener sin aleccionar, sin adoctrinar, sin empujar… en definitiva, sin sermones de cómo puedes ser feliz y lo que tienes que hacer para ello.

Si asocias tu felicidad a lograr algo que estás imaginando, generas una dispersión energética y te olvidas de que ya eres feliz en el momento presente y de que no necesitas nada para ser feliz. Tu mente se desenfoca y se va a un posible futuro obstaculizando que la energía no esté disponible en el aquí y ahora, en tu cuerpo físico, para hacer lo que corresponde en este instante que es lo que te dará la felicidad realmente. De tanto estar dispersos en imaginaciones e ideas bucólicas de lo que debería de ser, de tanto mentirnos al no estar presente, nos perdemos lo que es, que es lo único que nos permite ser felices, evolucionar, crecer y descubrirnos. Einstein decía que no nos pusiéramos límites. Y así es, no hay que poner límites desde lo que hay ahora, sin entrar en la mente que te obstruya tu camino. 

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