¿Cuáles fueron tus miedos? ¿Sonrieron alguna vez con todo
el cuerpo?
Hoy, que pasaron los años y miro hacia atrás, quizá no te
sientes cómodo en ser lo que “debes” ser. Te resulten vacías las charlas que no
hablan de nada, el cumplir con el deber ser sólo para que los otros no se
enojen. Hoy puedes decidir ser tú mismo, todos los días, de apoco, no es fácil
quitarse de encima, años de vivir para el afuera. Pero cada día que pasa te
acercarás más y más a quien se refugia dentro de tu piel.
La única forma
de enseñar sobre el amor es que yo ame. Y la única manera de demostrar la
felicidad es siendo feliz. Eso no significa que no haya días en lo que te
sientas agotada, triste, de mal humor… pero no son responsables de darte o
quitarte la felicidad...
Nadie puede
hacer feliz a nadie, pues es un pozo inagotable donde solo cada uno puede coger
su dosis de felicidad. Solo con el ejemplo se puede enseñar al otro a que se
atreva a alcanzar su dosis de felicidad. La felicidad se manifiesta en una
actitud constante, en cómo te tratas (dejas de hacerte daño a ti mismo), dejas
de cargar los dramas pasados de una emoción que no era real y dejas de abrir
ventanas de búsqueda de futuros, pues todo está aquí.
La única forma
útil para hacer algo por los demás es que tú sea feliz e implica plenitud,
serenidad, consciencia y amor.
La felicidad no
se puede robar, al igual que el amor.
Hay que cambiar
el enfoque del “todo lo que me falta” en “todo lo que ya soy, todo lo
afortunado que soy”, “todo lo que llena mi vida en el presente”. A veces nos da
vergüenza decir que nos va la vida fenomenal.
Si tienes la
consciencia de que no hay enemigos, a no ser que tu seas tu enemigo, y de la
gran oportunidad que estás teniendo en cada instante, eso no se puede vivir
desde el sufrimiento y del drama. Lo que no quieres ver no va a desaparecer
porque no mires. Y haciendo búsquedas a posibles futuros, no vas a sanar, sino
que vas a infectar sus heridas.
La felicidad no
consiste en estar rodeados de gente que nos hacen sentir ficticiamente seguros
mientras criticamos. Cuando te reúnes para criticar, terminamos agotados, vacíos,
culpables, infelices. La felicidad no consiste en hacer un programa de vida:
carrera, novio, matrimonio, piso, coche, hijos… Si esto fuese así, la mayoría de
las personas serían felices. Todo lo que nos han contado no es la felicidad, así
que todo lo que proyectamos necesario para alcanzarla no es lo que te la dará.
Cuando llevas
toda tu vida atrapada en esa rueda irreal y llegas a una edad, te das cuenta que
eso que creías te haría feliz no es real. Y hay gente que empieza a Ser en la
vejez, cuando se quita el cascarón, la coraza y las capas que se ha puesto con
el paso del tiempo sobre el tiempo. Es en ese momento cuando deja de seguir el
camino ficticio que le habían dicho conducía a la felicidad sin llegar nunca a ningún
puerto.
Para salir de la
trama, basta con un compromiso consigo mismo y consciencia. No se basa en el
esfuerzo. La felicidad y el amor no se consiguen desde la lucha. Desde la lucha
solo conseguimos ver enemigos. No se puede ser feliz yendo a la guerra. Y si en
tus pensamientos aparece mucho la palabra lucha, es imposible que seas feliz,
pues te conviertes en guerrero que tiene que encontrar enemigos para justificar
que va por ahí con la espada en alza. Si estas dispuesto a ser feliz, vas a
tener que pagar un precio, pero no es el esfuerzo. La felicidad te aligera el
peso y la vida fluye, por lo que ya no hay esfuerzo.
La felicidad es
un regalo del cielo para quien tenga el valor de cogerlo.
Si hay algo que
va mal en tu vida, piensa antes de criticar si está en tu mano cambiarlo. Sería
deleznable criticar algo que puedes cambiar. Y es absurdo criticar algo que no
se puede cambiar.
Cuando nos
dejamos en paz, cuando acallamos nuestra mente y dejamos de enviarnos mensajes
negativos de alto impacto, el amor podrá surgir de nuestra esencia y tendrá su
espacio. Solo de esa forma podrás comenzar a amarte, paso inicial para amar al
resto, para ser feliz. Cuando dejas de boicotearte puede entrar la felicidad en
tu vida.
Lo más difícil en
el amor es sostener, que significa mantener sin aleccionar, sin adoctrinar, sin
empujar… en definitiva, sin sermones de cómo puedes ser feliz y lo que tienes
que hacer para ello.
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